011010

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El lobo le ha dicho a la libélula que piense en lo que la luna y el sol hablan cuando se encuentran.

Ella está buscando la solución a tal cuestión ahora un poco más centrada después de reposar sus alas en un lugar firme después de meses.
Guardará como fuego la fecha que marco el fin de caminos abiertos y el comienzo de otros nuevos. Lo único que tiene claro es que volará; al menos acompañada de la luna, pero no tiene miedo, aunque si se para un poco, escucha los aullidos del lobo que está danzando bajo la lluvia como ella.

Le resulta extraño que dos animales tan diferentes sepan distinguir colores y olores de igual modo, pero le alegra; puede que solo se puedan ver en atardeceres furtivos, pero a la libélula le da lo mismo pq empezó a ver más gamas de azules que conocía.

Cree que para un lobo solitario será un poco complicado entender que la libélula está acompañada siempre por una legión de insectos a los que quiere por encima de todo pq gracias a ellos nunca se ha sentido sola, pero ella sabe que el lobo solo tiene que ver que esos insectos son luces que iluminan el camino.

Solo queda pues esperar a que la luna vuelva a llenarse para que al reencontrarse con el sol la líbélula curiosa pueda escuchar su conversación y así entender lo que el lobo le está queriendo decir.